Una vez más la Quinta Asturias reunió una de las celebraciones tradicionales del Alt Camp que se ha convertido, desde hace años, en una fiesta gastronómica por toda Cataluña. Son ya millones los calçots que se consumen en todas partes.

Desde que la calçotada dejó de ser una excusa para que amigos y familiares disfrutaran de un día de fiesta en las diferentes masías, y se convirtió en un gran atractivo gastronómico de nuestra cocina, se hacen calçotades por todas partes donde lleguen los calçots.

En los últimos años son muchos los restaurantes que en Madrid ofrecen la versión que, de la fiesta familiar, se popularizó a los restaurantes de Valls y sus cercanías, pero que desde la segunda mitad de los años 90, por iniciativa de un grupo de tarraconenses residentes en Alcalá de Henares, con la colaboración del Círculo, la Asociación de Amigos de las Comarcas Tarraconenses y la Cámara de Comercio de Valls, intentamos reproducir en su fiesta original.

Tras estos años de pandemia donde las restricciones nos han privado de encuentros y comidas con amigos y familia; la hoguera que, año tras año, se enciende a la Quinta Asturias, nos cocinó de nuevo, el pasado 19 de marzo, festividad de Sant Josep, calçots para amigos, catalanes, asturianos y madrileños, degustándolos con el romesco que, igual que los calçots, vienen puntualmente desde Valls.

Calçots, romesco y butifarra, carrillada de ibéric con verduras, junto con la sidra y el arroz con leche, típicos asturianos, sirven para acercar y fortalecer la amistad que une al Centro Asturiano y el Círculo Catalán, ambos de Madrid.